EL CAMINO DE SANTIAGO, TRES EN UNO
Cada Camino de
Santiago es único e irrepetible pero todos
tienes una cosa en común, que dejan una imborrable huella en todo el que lo
hace. Lo peculiar de esta experiencia que la hace tan atractiva para todos y
que siembra deseos de volver a vivirlo es que son tres caminos en uno.
Estar abiertos a las sorpresas y dispuestos a aprovechar las múltiples
oportunidades que ofrece cada uno, es la clave de vivir una experiencia
inolvidable que te marcará para toda la vida. Son tres caminos en uno.
Un camino es el
recorrido que se hace, el itinerario
que se sigue. Es el camino del esfuerzo físico, del cansancio, de las posibles
ampollas y de la superación de las dificultades que puedan sorprendernos. Es el
camino que te posibilita contemplar los paisajes de las preciosas tierras
gallegas. Si repites camino volverás a recorrer por las mismas sendas, pero sin
duda las verás con ojos nuevos y con diferente perspectiva. Descubrirás nuevas
panorámicas que antes pasaron desapercibidas. Es el camino del
descubrimiento de la naturaleza. Es el camino que la naturaleza hace
en ti.
Otro camino es el
de la conversación, la amistad y la ayuda mutua. El Camino es un lugar ideal para conocer gente nueva
y también para conocer a tus amigos de forma nueva y más profunda. Es el camino
de la charla amigable mientras contemplas los paisajes. Es el camino de las
conversaciones mientras caminas por esas veredas. Es el camino de las
confidencias al caer de la tarde sentados junto al albergue descansando del
esfuerzo realizado. Es también el camino de las inquietudes y de los proyectos
de futuro porque ya vas intuyendo que el verdadero Camino comienza después de
llegar a Santiago y vuelves al apasionante camino de la vida. Es el
camino del descubrimiento de los demás. Es el camino que los demás
hacen en ti.
Y el otro camino
es el descubrimiento de la presencia de Dios en el camino y en tu vida. No te prives de él para darle toda su profundidad al
Camino y que te deje una huella imborrable en tu alma. Dios sale a tu encuentro
mientras caminas, búscalo y déjate sorprender por Él. Aprovecha cualquier
momento para elevar una oración, vive intensamente las oraciones comunitarias,
así como las Misas en las que puedas participar durante el camino,
especialmente la Misa del Peregrino en la Catedral de Santiago. No tengas
miedo, déjate sorprender con esa confesión que podrás hacer durante el
recorrido o en la Catedral; Dios también sale a tu encuentro en la confesión.
Habla con Dios, cuéntale tus inquietudes, proyectos, sueños, dificultades, … El Camino de Santiago es un instrumento de
Dios para hacerse presente en el camino de tu vida. Agárrate de su mano y
no la sueltes ya nunca. En cualquier recodo del camino te sorprenderás hablando
con Dios mientras descansas la vista en el horizonte o contemplas la belleza de
esa flor silvestre que nace entre matorrales, o al llega a ese manantial
estratégicamente colocado cuando más necesitas saciar tu sed. Descubrirás a
Dios en la conversación y en la ayuda mutua, en la convivencia y en la
fraternidad. Descubrirás a Dios de manera especial en el momento de la comunión,
de la confesión, en las oraciones programas y en las espontáneas. Es el
Camino del descubierto de Dios. Es el camino que Dios hace en ti.
Hacer el Camino
auténtico disfrutando de toda su amplitud y profundidad es hacer los tres en
uno, es dejarse sorprender
por el camino de la naturaleza, por el camino de la fraternidad y por el camino
de Dios. Y entonces comprenderás que no eres tú el que hace el Camino, sino que
le Camino te hace a ti. Descubrirás que la clave no está tanto en el camino que
se hace, como en el camino que se vive. Y volverás a casa con nueva ilusiones,
nuevas inquietudes, nuevos proyecto siendo más consciente de la presencia de
Dios en tu vida, porque el Camino comienza al llegar a Santiago de
Compostela.
Encomiéndate a la
Virgen María para que
sea tu compañera de camino, ella sostuvo al apóstol Santiago en su acción
apostólica en España, ella quiere acompañarnos también a nosotros en el camino
de nuestra vida.
Buen Camino, peregrinos¡¡¡