MARCHA - CONVIVENCIA AL MULHACÉN, CRÓNICA
23, 24 y 25 de septiembre de 2016
No es nada fácil relatar en pocas frases la experiencia vivida el pasado fin de semana en Capileira.
¡Son tantas cosas aprendidas, son tantas sensaciones vividas,
....!
Ver
la alegría en los rostros de los niños, de los jóvenes y
mayores puede que sea la mayor compensación al esfuerzo realizado por la
distancia recorrida y las interminables curvas. Me hace recordar aquella vieja
frase siempre actual de "estar siempre alegres para hacer felices a los
demás".
Es posible que Sierra Nevada y el imponente Mulhacén tengan algo
especial, pero lo que realmente ha dado sentido a la marcha es caminar todos unidos en una misma
dirección. Un mismo objetivo, un mismo sendero, unas mismas dificultades y
satisfacciones, ... una causa común
vivida cada uno desde sus características, desde sus "dones" al
servicio de los demás.
El
Señor ha mostrado ante nuestros ojos la maravilla de su
creación que desde su inmenso amor nos regala para que la cuidemos, la
custodiemos. Nos enseña a ser contemplativos mientras caminamos en comunidad hacia la cima de la santidad.
Toda la marcha convivencia nos ha ayudado a tomar o retomar el contacto íntimo con Dios que
nos habla y nos orienta. Así ha hecho posible que compartamos las oraciones de
la mañana con tanta intensidad.
Pero además hemos tenido la posibilidad de charlar, convivir, ... descubriendo en los otros ideas, inquietudes
e ilusiones semejantes que Dios va sembrando en nuestros corazones.
Todo parece programado para converger el domingo todos en la Parroquia Santa María de la Cabeza de Capileira para celebrar la Eucaristía. Es la Iglesia Católica que, como casa común universal, nos engendra como cristianos, nos alimenta con el Pan de Vida y la Palabra de Dios; y nos da cobijo en comunidad de la mano de la Virgen María Madre de Misericordia. Nos va configurando en Cenáculos de nuevo cuño, en células de irradiación universal del Reino de Dios.
Ahora sí, ya me parece más fácil resumir en pocas palabras la
ascensión al Mulhacén: *"Cuando
cesa el ruido, Elías oye 'un susurro silencioso', y es entonces cuando Dios le
habla"*